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DESCUBRE LOS RINCONES
DE FIGARI

La ciudad más mágica del planeta es un embrollo de calles tranquilas, cada una con su historia y un tesoro para descubrir.

¿PUEDE HABER ALGO MÁS ROMÁNTICO QUE PERDERSE POR FIGARI SUD CORSE?

Figari es un rincón secreto del sur de Córcega donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza conserva su poder salvaje. Este pequeño pueblo, rodeado de viñedos y montañas, respira autenticidad corsa y una calma que invita a la contemplación. Aquí, el viento lleva aromas de maquis y sal marina, y la luz del Mediterráneo baña colinas, acantilados y playas aún vírgenes.

La costa cercana guarda joyas escondidas como la bahía de Figari y la playa de Pianottoli-Caldarello, donde el turquesa del agua contrasta con las rocas rojizas y el verde de los pinos. En sus aguas cristalinas se practica windsurf y kitesurf, impulsados por el viento constante que da fama a la región. Pero también es un lugar para desconectar, con calas solitarias y senderos costeros que parecen diseñados para el silencio.

Muy cerca, Bonifacio se alza sobre acantilados de caliza blanca como una ciudad de leyenda, mientras Porto-Vecchio combina historia, ambiente chic y playas de ensueño como Palombaggia o Santa Giulia. Pero Figari guarda su propia alma, más íntima, más ruda, profundamente ligada a la tierra y a sus tradiciones.

Las bodegas locales ofrecen vinos que son el reflejo del paisaje: intensos, soleados, sinceros. Los pueblos del interior, como Sotta o Monacia-d'Aullène, revelan otra Córcega, donde las casas de piedra, los olivos centenarios y las canciones en corso dibujan una vida serena y orgullosa.

Figari no es un destino de masas. Es un lugar para quienes buscan lo esencial, para los viajeros que prefieren los caminos menos transitados, la belleza sin artificios y el encuentro con una isla que sigue siendo, en muchos rincones, indomable.